En el diseño gráfico nada es casualidad. El profesional del diseño funge como un arquitecto del espacio visual y se verá en la necesidad de distribuir de manera estratégica los elementos que ahí residen.
Este acomodo se regirá por una estructura interna la cual tiene una significación y una razón de ser coincidente con el mensaje a transmitir, y es precisamente en esta última línea que encontramos la importancia de hablar sobre la composición y el compromiso con esta estructura para el buen diseño.
Trabajar en una composición de manera premeditada crea un ordenamiento interior que a su vez facilita la percepción y jerarquía de los componentes. Traza una ruta al espectador, guiándolo al punto de interés mayor, y lo pasea de manera estratégica por cada elemento. Esta estructura traerá como consecuencia una composición visual, que definiremos como la disposición de todos los elementos dentro de un espacio visual de manera clara y ordenada, atendiendo tanto a la estética como a su funcionalidad de comunicar.
Hay que considerar que el área de ubicación de los elementos influye en la sensación que se quiera reflejar y en la importancia que se le quiera dar. Tenemos por ejemplo que:
Los elementos que se sitúan al lado derecho del área de diseño tienen mayor peso y dan la sensación de proyección y avance.
Los elementos situados en el área izquierda dan sensación de ligereza visual y de retroceso.
Los elementos en la zona superior dan mayor sensación de ligereza y, por el contrario, en el área inferior tienen mayor peso.
Mientras que, una ubicación centrada dará sensación de equilibrio.
Al componer se enmarcarán los datos incluidos en el gráfico y quedarán excluidos los que no aportarán al mensaje. Es así de claro, se necesita hacer una selección entre lo que aporta y lo que no, pensando en que el diseño construye un todo y cada componente debe poseer una función específica sin interferir con la función de los otros. Será trabajo del diseñador delimitar el uso de elementos y encontrar su relación entre ellos y el espacio en el que van a interactuar. Una vez logrando esta selección, deberá comprometerse con ella a fin de no crear ruido a causa de la saturación de elementos, pues esto podría ocasionar un desvío de la información.
La composición, como el diseño, es un acto de elección.
Teniendo en cuenta toda esta información, como comunicador visual es necesario comenzar a generar soluciones de diseño. Será necesario determinar el área de diseño y el formato gráfico sobre la que se trabajará, para entonces pasar a la selección de los elementos.
La tarea de elegir qué elementos entrarán en la pieza de diseño, los tamaños, su distribución, la elaboración del mensaje; constituye un proceso creativo y de planificación que tiene como fin asegurar la comunicación. En este proceso se deben tener en cuenta varias cosas:
La vista y la percepción. A partir de ahí se toma la información visual y la dotamos de significado.
La interpretación. Depende de componentes del tipo cultural.
Asociaciones. Experiencias compartidas con el entorno. Patrones con los que se interpreta y dota de significado a la realidad. Azul/cielo; naranja/calor.
Comprometerse con una estructura premeditada logrará que enfoquemos nuestro diseño de mejor manera hacia el concepto base. Así, utilizaremos a nuestro favor el espacio, los elementos de diseño y su ubicación e interacción entre ellos.
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